La Nueva Isabela, Pajarito, Vila Duarte

Conoce el origen de tu sector

Por Brita Feliz

Como se ve, La Isabela resulto ser para los españoles un verdadero infierno, y hasta se le llamo”ciudad de la muerte”. Es de suponer, que los habitantes que quedaron vivos desearen abandonarla lo más pronto que fuese posible.

Santo Domingo Este.- El primer pueblo que se formó en el nuevo mundo fue La Isabela, establecida en la costa norte de lo que hoy es la Republica Dominicana, al oeste de Puerto Plata, entre los años 1493 y 1494. Realizado por el Almirante Cristóbal Colon al llegar a la isla en su segundo viaje.


Los primeros contactos entre aborígenes de nuestra isla y los españoles dirigidos por Colon se efectuaron por el norte de la misma. Como sabemos el descubrimiento se hizo el 5 de diciembre de 1492.

Al encallar la nave capitana Santa Maria, Colon construye un fuerte que llamo “La Navidad”, en donde hubo de dejar 39 tripulantes que en ella vinieron. Dichos marineros murieron todos. Unos fueron víctimas de pleitos entre ellos mismos, y la mayoría muertos por el cacique y sus parciales, a consecuencia de los abusos que ocasionaban los intrusos.


El emplazamiento de La Isabela fue quemado por el cacique Marien.

La Isabela resulto salvaje para los españoles, y en poco tiempo murió más de la mitad de los 1,500 que en ella se establecieron.

Salvo la fundación de La Isabela y el rápido surgimiento de las desgracias que en ella sufrieron los españoles, señala el Padre Las Casas lo siguiente:

“En este asunto comenzó a fundar un pueblo o villa, que fue la primera de todas estas indias, cuyo nombre quiso que fuere La Isabela, por memoria de la reina doña Isabela… por este aparejo diose grandísima prisa y puso suma diligencia en edificar luego la casa para los bastimentos y municiones de la armada, e iglesia y hospital, y para su morada una casa fuerte… y repartió solares, ordenando sus calles y plazas, poco más tarde comenzó la gente tan de golpe a caer enferma, y por el poco refriego que había para los enfermos, a morir también muchos de ellos, que apenas quedada hombre de los hidalgos y plebeyos, por muy robustos que fuese”.

La Isabela resulto ser para los españoles un infierno, y hasta se le llamo “ciudad de la muerte”.

Un soldado aragonés llamado Miguel Díaz, en un juego de naipes, hirió a un compañero en La Isabela, y temeroso del castigo que por ello le infligiría el adelantado Bartolomé Colon, decidió huir internándose en la isla hasta la desembocadura del rio Haina, en el extremo sur. Allí conoció y se unió a una india a la que llamo Catalina.


Este le dijo que conocía unas minas en donde abundaba el oro, cuestión que Díaz confirmo, decidiendo volver a La Isabela para informarle el dicho hallazgo a Don Bartolomé, a cambio de la obtención del perdón.

Este relato, ha sido calificado como leyenda, el mismo ha sido analizado por historiadores: padre Cipriano de Utrera, Víctor Garrido, y Apolinar Tejera.

El Padre Utrera acepta como la más cierta opinión del cronista Antonio de Herrera, en su Historia General de los hecho de los castellanos, quien a su vez coinciden con el padre Las Casas, quienes son los únicos cronistas que destacan la violencia, y luego indican la actuación de Miguel Díaz en relación con la fundación de La Nueva Isabela.

Los referidos cronistas no niegan la participación de Miguel Díaz como principal protagonista de la fundación, aunque lo acompaña don Francisco de Garay. Además, fundamenta en el descubrimiento de ricas minas de oro cerca del Haina y el Ozama, y convenientes puestos naturales, como las causas de traslado y fundación de La Nueva Isabela.

Al hablar de los inicios de La Nueva Isabela debemos siempre tomar en cuenta que esta población existió como principal hasta el año 1502 cuando Nicolás de Ovando que sustituyo a Bobadilla, decidió trasladarla a la otra orilla de la desembocadura del Ozama.

El rio estaba protegido por  altos farallones y sobre la margen izquierda fue fundada La Nueva Isabela, llamada también El Rosario, en alusión a su damita. Cercana había dos playas, una al norte llamada “Desembocadero” y otra donde no había playas. Una vegetación tupida y libérrima, frondosa, de ceibas, javillas guayabas, etc. Hubo, desde la llegada de los españoles, un intenso cultivo de yuca y ajo estimado en 80 mil matas. La pesca y la caza completaban una dieta rica en proteínas.


Sobre esta base ecológica se levantó la nueva población, compuesta de españoles e indios traídos del norte y hallados en la zona. La principal construcción fue una fortaleza de tapicería y muros con un foso en el interior que servía de cárcel. También se construyó la primera iglesia, que es la que conocemos hoy con el nombre de la ermita Nuestra Señora del Rosario, en la que se podría contener unas 80 personas a pie.

Las viviendas que se levantaron fuero débiles, de madera con techos de cana. Aunque en un principio la población no era considerable, luego de que en 1500 Bobadilla trajo unas 1,300 personas, y Ovando, en 1502, trajo otras 2,000 por lo que se hizo más importante.

El nuevo pueblo vivió fundamentalmente de la pesca en alta mar. También de los cultivos de algunos productos agrícolas, a los cuales debemos agregar la batata y no olvidar que la yuca era cultivada sucesivamente para convertida en casabe, única industria indígena. También se pastoreaba ganado y se criban cerdos y gallinas.


Para el año 1502 un fuerte terremoto azoto el pueblo y que por ser de material sencillo todas las edificaciones sufrieron grandemente sus efectos. El traslado de la villa al lado occidental, además de los efectos del terremoto, pudo tener otras causas, como lo señalan Beras y Veloz Maggiolo:

“Mayor cercanía con las minas de Haina, mejor acceso hacia el Oeste, Haina, mejor acceso al interior por la ribera del Haina, mejor acceso al Oeste, territorio que Nicolás de Ovando necesitaba conquistar a como diese lugar, menor número de repartimiento de tierras, ya que las de margen oriental, cercanas a la villa, estaban en manos de los Colon y sus allegados, y por último, la planeación de una verdadera ciudad y no una villa ribereña como era La Nueva Isabela”.

Santo Domingo occidental se tomó varios años en ser levantado por el comendador Ovando. Por lo tanto, La Nueva Isabela continúo existiendo con sus pobladores, ya propietarios.

Santo Domingo occidental se tomó varios años en ser levantado por el comendador Ovando. Por lo tanto, La Nueva Isabela continúo existiendo con sus pobladores, ya propietarios, dedicados a la pesca, a la agricultura y a la ganadería, permanentemente.


No podemos dejar de consignar que en esa parte oriental del rio Ozama existieron tres fuentes de agua con excelente potabilidad, ubicadas cerca de otras, las cuales fueron preparadas con ladrillos que sirvieron de acopio del preciado líquido hasta la década de 1940, cuando fue construido un acueducto. Incluso, los habitantes del lado occidental, iban a buscar el agua, por su riqueza.

En sus alrededores, los arqueólogos Beras y Veloz Maggiolo, han llevado varios objetos del tiempo colonial, usados al efecto.

Ocupación
No es nada cómodo darle seguimiento a esta comunidad, la cual abandonada por la gente más letrada, que pobló el lado occidental. Los que se quedaron en el lado de La Nueva Isabela, no se ocuparon mucho de dejar testimonios escritos de su existencia.

La primera referencia que tenemos, luego del traslado a la zona occidental, en la ciudad de Santo Donmingo en 1502, es que los pobladores de Pajarito o El Rosario participaron como realizadores de los intercambios comerciales con extranjeros enemigos de España, fundamentalmente holandeses.

Recordemos que España abandona prácticamente toda la isla desde la segunda mital del siglo XVI, que sus barcos venían tan esporádicamente a la isla que sus habitantes no hallaron a quien venderles o intercambiar sus productos.

Como consecuencia de ello, poco a poco los habitantes de las costas se dedicaron a realizar comercio con franceses, ingleses, holandeses o portugueses, y como consecuencia de estas negociaciones comerciales se realizarían las conocidas devastaciones de 1605 y 1606.


La prueba de intercambio comercial que hicieron los habitantes de la referida villa se fundamenta en el hallazgo de materiales de origen holandeses en el lugar, tales como pipas de gess, alfarerias delft, del mismo origen y cerámicas italianas y alfarería mejicana de Puebla.

Otra referencia histórica sobre el lugar aconteció durante la llamada Guerra de la Reconquista que se llevó a cabo en 1809 contra las tropas francesas encabezadas por el general Luis Ferrand, las cuales ocupaban la parte este de la isla desde 1804, cuando se produjo la independencia haitiana. Resulto que brigadier Juan Sánchez Ramírez tomo los alrededores de la misma como cuartel, y desde el farallón acorralo a los franceses obligándolos salir de la ciudad.

La zona de Pajarito o El Rosario, hoy Villa Duarte, tuvo una gran importancia histórica durante la ocupación haitiana y sobre todo en el proceso de la independencia, ya que la ermita fue utilizada como cuartel que albergo los regimientos 31 y 32 del ejército haitiano conformado en su mayor parte por negros y mulatos dominicanos.

Prueba de ello son, por un lado las referencias históricas que hace don José Gabriel García en su “Compendio de Santo Domingo”, además de don Rufino Martínez en sus obras “Hombres Rodríguez Dominicanos y Diccionario Histórico Biográfico”, y don Emilio Rodríguez Demorizi, en sus “Documentos para la Historia Dominicana”, así como el primer hallazgo de botones militares de la guardia de la época.

Por esa razón, el nuevo presidente de Hiti decidió llevárselos para Puerto Principe siendo sustituidos por dos regimientos puramete haitianos.


Pero cuando se elaboro el denominado Plan Levasseur, entre dominicanos encabezados por Buenaventura Baez y el cónsul general de Francia en Hiti, E. Levasseur, y este envio a Santo Domingo a J. de Saint  Denis a representarlo, los franceses lograron que a su vez retornaran los regimientos3 1 y 32, los cuales servirían de apoyo a la acción de la independencia nacional.´

Es evidente que los soldados de estos regimientos eran indispensables para dar el golpe separatista de febrero. Considera J.G Garcia que ”…ellos, compuestos en su mayoría de jóvenes adictos a la causa nacional, no solo podían prestarles apoyo suficiente para dar el golpe, sino servir de núcleo para la formación del ejercito dominicano llamado a defender la nueva nacionalidad.

Sin dudas, ambos regimientos pasaron a formar el primer Regiiento Dominicano y el Segundo Regimiento Ozama.

La noche de la independencia, Juan Alejandro Acosta, marino y patriota, cruzo al rio Ozama hacia Pajarito para preparar a la gente que apoyaba el movimiento y que estaba dirigida por Carlos Garcia y Hipolito Reyes. “La gente de Pajarito comenzó a cruzar el rio de la trama en la noche de los fuertes de la Atarazana y San Diego, los cuales apuntaban directamente sobre el embarcadero de la costa oriental del rio Ozama. Las barcas hacían su paso de hombres, los que retornaban con la cabeza escondida, repitiendo el viaje para dar la impresión de que los contingentes venidos del Pajarito eran numerosos.

Es bueno consignar que, según Beras y Veloz Maggiolo, los jefes de los regimientos 31 y 32 eran dos dominicanos, los coroneles Feliciano Martinez y Manuel Mora, quienes por ser militares de carrera se incorporaron al ejercito dominicano sirviendo sin dudas de entrenadores y participantes en las primeras batallas principalmente en la del 19 de marzo de 1844.

Por último, y como prueba de ambos regimientos estuvieron ubicados en la ermita Nuestra Señora del Rosario, Pajarito, Beras y Velos Maggiolo señalan que si los restos (de soldados muertos por balas) encontrados en El Rosario son de 1843, es de suponer que estuvieron juntos allí (los regimientos 31 y 32, desde los mismos días de la invasión haitiana. Las botonaduras (encontradas por los autores en el área de la ermita) son las evidencias mas claras de que ambas instituciones estaban presentes en el área del Rosario, la una como complemento de la otra.

La Francia

En lo que hoy se llama Villa Duarte existio desde 1876 el ingenio Francia, propiedad de la compañía Franco-Dominicana, el cual, por u  lado modifico enormemente el entorno, porque guboque dedicar cantidades grandes de terreno a la siembra y cosecha de caña de azúcar y por el otro, constribuyo a que un sector de Villa Duarte pasase a llamarse La Francia.

Dice el historiador Luis Alemar, oriundo de Villa Duarte, que “todavía recordaremos que cuando muchachos íbamos al parquecito de Puhin, que así se llamaba al sitio donde hoy se encuentra a la gran escalinata de piedra, para dar acceso a los muelles y contemplar desde allí el tanque y las grandes chimeneas de humo del referido ingenio, sus muelles, sus vías férreas y la pendiente que se prolonga hasta el rio con cremallera, por la cual descendían los vapores, cargados de azúcar para su embarque. Todavía hasta 1930, se veía, aunque muy normales, las ruinas de esa importante factoría, que la primera que trajo al país remolcadores de hierro que remolcaban los grandes lanchones cargados de caña de las dos más ricas colonias de igual ingenio, situados Ozama arriba; La Piedra y La Cuesta”.

El primer puente construido sobre el rio Ozama, por el mismo lugar que hacia ruta una barca  transporte de un lado a otro, fue de hierro y madera y su elaboración fue hecha en 1878 por el Ing. C.H.Crosby. Este puente fue abatido por el rio y sobre todo su mismo esqueleto se levanto uno mas moderno que fue inaugurado en 1917, en plena intervención militar norteamericana (1916-1924).

Nace Villa Duarte

Señala Don Vicente Tolentino Rojas, en su “Historia de la Division Territorial”, que fue en el año 1890, durante la dictadura de Ulises Heraux (Lilis), cuando la aldea de Pajarito se convirtió en Villa Duarte. Antes había sido un puesto militar. Desde el 28 de mayo de 1890, por medio del Decreto No. 2892 de esa fecha, ese puesto militar paso a ser la común de Villa Duarte, como un homenaje de gratitud al padre de la Patria Juan Pablo Duarte.

Los terrenos sobre los que los vecinos de Villa Duarte levantaron sus viviendas no eran propios. Ellos se desprenden de dos informaciones: la primera nos la da Alemar, quien señala que “allá por el año 1878, el señor Felipe Fernández de Castro, alegando derechos de propiedad, por Acto de Mayorazgo, extinguido por cierto desde el principio de la Republica, pretendió expropiar las autoridades civiles y militares, la cuestión fue solucionada amigablemente, quedando sus pacíficos habitantes en posesión de sus terrenos, los cuales tenían el más legítimo derecho”.

Esto parece ser cierto, y lo confirma el hecho que planteamos como la segunda información y es la siguiente: durante los meses finales de 1914.

Había sido escogido, por mandato del Presidente de Estados Unidos Wilson, con la finalidad de que preparara unas elecciones limpias. Ramón Báez fue más allá de su mandato y tomo otras medidas importantes.

Entre ellas estuvo la concesión de los derechos de propiedad a los habitantes de Villa Duarte. Al efecto, por Resolución No. 5391 del Gobierno Provisional, publicada en la Gaceta Oficial No. 2562 del 9 de diciembre de 1914.

Después de plantear que “los edificios levantados en solares del Estado contribuyan al ornato público”, y que todo el que construye un  albergue es factor de orden”. Señala en su artículo primero que la referida resolución tiene por finalidad “conceder a los vecinos de Villa Duarte la propiedad de los solares del Estado donde hayan levantado sus edificios particulares”.

Ermita Nuestra Señora del Rosario


El arqueólogo Edwin Walter Palm, en su obra “Monumentos Arquitectónicos de La Española”, señala que la ermita Nuestra Señora del Rosario fue la primera iglesia levantada en la isla. Anteriormente visitada por turistas. Actualmente está cerrada. El arqueólogo señala que en 1544 el padre Fray Bartolomé de las Casas oyo misas en esa ermita acompañado de un grupo de padres dominicos antes de realizar un  viaje a Guatemala, a tomar posesión de su obispado.

Villa Duarte también cuenta con el monumento a Colon o el Faro a Colon. Y el Club Deportivo y cultural de Boxeo, ubicado en Maquiteria.


Fuente: Santo Domingo Este. Origen-Evolución- Perspectivas






Comentarios

  1. Excelente trabajo. Periodismo historico para recordarnos nuestas raices.
    Te felicito Periodista Brita Feliz

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